Paseando por distintos blogs he leído en unos cuántos lo frívolo y superficial que es el mundo de la moda y el rechazo que alguna gente siente hacía la Alta Costura porque la consideran elitista. Es cierto que no está al alcance de casi nadie, pero yo diría que en el mundo del arte pasa lo mismo. Hay cuadros con precios desobirtados que para cualquiera son obras maestras, pero hay otros que son difíciles de entender y que hacen que, una de dos, te sientas una ignorante o te sientas engañada. Mientras pensaba, me acordé del día en que vi a Sarah Jessica Parker, en la última temporada de Sexo en Nueva York, con este vestido de Alta Costura de Versace. Si recordáis, estaba en un hotel de París esperando a que el Ruso viniese a buscarla. Estaba sola, encerrada en una ciudad de cuento de amor, lo había dejado todo para estar allí y se quedó dormida esperando, en la cama, encima de este vestido. Al ver esa imagen, aunque no tengas ni idea de cuál es el argumento, sabes perfectamente qué está pasando porque el vestido se expresa, es la tristeza dentro del mejor envoltorio posible. Desde ese día decidí que antes de morirme, entre otras cosas (secretos inconfesables), me compraré un vestido de Alta Costura para poder sentirme como una princesa incluso en el peor de los momentos.